Una
alimentación inadecuada puede debilitar el caballo y propiciar su caída, aparte
de restarle brillo y apagar su color natural.
Con
la llegada de la primavera, se hace más necesario que nunca fortalecer con el
fin de proteger el pelo de los efectos negativos de los rayos de sol.
Los
cambios climáticos, el estrés, los desequilibrios hormonales, un período de
bajón o una dieta irregular pasan factura sobre nuestro cabello.
El
pelo crece una media de 12 centímetros y medio cada año.
Para
acelerar este proceso, recomendamos comer soja y derivados, mijo, huevo, queso,
frutos secos, verduras frescas de hoja verde, zanahorias, ajo, apio, cebolla,
guisantes, setas, maíz, yogur, limón y frutillas.
Lograrás
mejorar su aspecto añadiendo a tu dieta vegetales como la remolacha, que aparte
de dar brillo al cabello, le aporta elasticidad. La verdura de la familia de la
col y las frambuesas dan cuerpo a la melena y ayudan a que el pelo refleja
mejor la luz.
Para
retrasar la aparición de las canas, cabe nombrar los alimentos que mantienen
vivo el color natural del cabello porque estimulan su pigmentación.
Buenos
ejemplos son el tomate, el pimiento, la calabaza, el mango, el melocotón, el
melón y la sandía.
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